viernes, 9 de diciembre de 2011



Conozco su cara, su pelo, sus ojos, su manera de andar y sus gritos de loco. Conozco su olor y aunque tapen mis ojos, escuchando su voz, yo jamás me equivoco. Y es algo que me quema y en mi mente se me queda su imagen grabada cada vez que le veo. Cada vez que le veo no sé, me quedo quieta o me lanzo hacia a él, sigo soñando o me arriesgo a perder, y es que me gusta tanto que en el siempre estoy pensando, no sé. 

jueves, 8 de diciembre de 2011

Posdata: Te quiero.



Querida Holly, no tengo mucho tiempo. 
No literalmente, sino porque has salido a comprar helados y volverás pronto. Ésta será la última carta, sólo me queda una cosa por decirte: Esta carta no es para que me recuerdes ni para que compres una lámpara, puedes cuidar de ti misma sin mi ayuda. Es para decirte cómo me he sentido, cómo me has cambiado, me has convertido en un hombre  queriéndome, Holly, y por eso te estoy eternamente agradecido, literalmente. Quiero que me prometas algo: Que nunca estarás triste o insegura o perderás por completo la fe, que tratarás de verte con mis ojos. Gracias por aceptar ser mi esposa, soy un hombre que no se arrepiente. Qué suerte he tenido. Tú has llenado mi vida, Holly, pero yo sólo soy un capítulo de la tuya. Habrá más, te lo prometo. Y ahora viene el gran consejo: No tengas miedo a volver a enamorarte, prepárate para esa señal que parece el fin del mundo. 
Posdata: Siempre te amaré.